lunes, 28 de septiembre de 2009

Tafí del Valle (septiembre de 2007)

Malila, mi mujer, es de Santiago del Estero. Ella tiene toda su familia allá y nosotros vivimos en Buenos Aires. Viajamos varias veces al año para visitar a la familia, y en uno de esos fines de semana largos (largo para nosotros...), le propuse que en vez de quedarnos en Santiago, vallamos junto con sus padres para Tafí del Valle.
Este era un lugar que yo había conocido de chico, del que no me quedaba recuerdo alguno.
El jueves 20 de septiembre partimos para Santiago viajando por toda la noche, como hacemos siempre; y llegamos el 21 a la mañana temprano. Ese día lo tomamos para descansar y el sábado 22 emprendimos viaje hacia la provincia de Tucumán.
Es increible como cambia el paisaje al cruzar la frontera de Santiago a Tucumán. Supongo que será por cuestiones más que nada climáticas.
De Santiago capital tomamos la RN 9, pasamos por Termas de Río Hondo y doblamos por la RP 323 hasta Famaillá. Ahí bajamos por la RN 38 hasta la RP 307 y fue ahí donde comenzó de a poco el camino de montaña.

RP 307 hacia Tafí del Valle

El valle al llegar

Una vez en Tafí, buscamos un hotel donde hospedarnos y salimos a recorrer caminando. Vimos algunos negocios y varios lugares para cenar. Elegimos uno y después de una linda ducha en el hotel, hacia ahí fuimos. Por supuesto que la comida era bien del norte: tamales, humitas, empanadas, etc.
Después de la comida volvimos a descansar al hotel para estar bien al día siguiente, ya que nos despertaríamos temprano para ir a los Valles Calchaquíes.

Calle en Tafí

Peatonal en Tafí

Frente a la plaza de Tafí

Plazoleta frente a la plaza principal

Calle típica de Tafí del Valle

Pequeño cactus

Vista a las montañas desde la ciudad

Bien temprano salimos para los Valle Calchaquíes. Tomamos la RP 307 hacia el norte, en dirección a Amaicha del Valle y tras un rato, llegamos a la Cuesta del Infiernillo. Me habían contado de este lugar, pero jamás imaginé (ni yo ni ninguno de los viajeros) lo que pasaba en este lugar.
Desde lejos comenzamos a ver a una nube en lo alto de la cuesta. Nos acercamos y de golpe, nos metimos dentro. Era una nieble muuuy espesa. Densa. No había más de 20 metros de visibilidad. Despacio, fuimos avanzando hasta que de golpe, así como entramos, salimos. Otra vez el sol, el paisaje, rarísimo!

El valle desde arriba

La nube de Cuesta del Infiernillo

Escasa visibilidad dentro de la nube

Salimos de la nube!

Avanzamos por la RP 307 pasando por Amaicha del Valle hasta que llegamos a Quilmes. No podía dejar pasar la foto con el cartel!! Yo también soy de Quilmes, pero el Quilmes de Buenos Aires, el de la cerveza!!! Ese Quilmes, el mío, lleva el nombre por la famosa tribu de indios de este lugar, llamados Kilme. En épocas pasadas los llevaron caminando desde Tucumán hasta Buenos Aires y los depositaron en una especie de gueto en donde hoy es Quilmes. De ahí su nombre.
Tras la breve parada en Quilmes, seguimos unos minutos más hasta las Ruinas de los Indios Quilmes.
Es impactante ver como controlaban todo el territorio desde su ciudadela. Se trata de sus casas y todos los edificios donde realizaban sus actividades, que se encuentran en la ladera de un cerro, con vista desde arriba a todo el valle. No hy manera de acercarse sin ser visto desde este lugar. Tácticamente inmejorable!

En Quilmes!

Ciudadela de los Quilmes

Ruinas

Cardones gigantes

Desde el cerro se domina toda la vista al valle

Más edificaciones

Muros de cerca

Después de la recorrida de todo el lugar, volvimos hacia la entrada, donde se encuentra el estacionamiento. Ahí hay una cafetería y más atrás se encuentra el hotel. Ambas son edificaciones que siguen la estética del lugar. Queda muy lindo, pero a mi no me parece lo más indicado dado a la importancia del lugar. Podrían haber construido todo a 1 km de distancia y el impacto sería mucho menos penoso y la comodidad de la cercanía no cambiaría demasiado. Pero parece que en Argentina hacemos las cosas solo por $.

La confitería y el hotel

El hotel

Más del hotel

Acceso desde las ruinas al hotel

Vista de las ruinas desde la entrada al hotel

Como ya se estaba haciendo tarde, decidimos partir hacia Tafí. Salimos nuevamente a la RP 307 y paramos unos minutos por unas fotos.

Vista desde las ruinas

Iglesia en el camino, los cerros soleados y la luna

Se fue haciendo tarde y nuevamente emprendimos la escalada hacia de la Cuesta del Infiernillo, esta vez en sentido contrario.
Esta vez, la nube estaba mucho peor. Más densa, más baja, mas mala; más todo. Nos metimos nuevamente como si pasáramos por una puerta y una vez adentro, se terminó la visibilidad. Esta vez no se divisaban ni veinte ni diez metros. Nada. No se veía ni el deflector de la camioneta, que está en la punta del capot!
Por suerte, como tenía el GPS me guiaba con el track de la ida. Otra guía eran las líneas de la ruta, que vehía por mi ventanilla. El problema es que la ruta no estaba pintada en más del 20% y lo pintado se veía apenas.
Tardamos muchísimo, pero salimos sin dificultad gracias a Garmin!

La nube espesa del Infiernillo a la vuelta

Llegamos a Tafí y fuimos derechito al hotel. Comimos y a descansar.
Al otro día, nos levantamos tempranito y volvimos por el mismo camino de ida hacia Santiago del Estero.
En el camino, frenamos un rato en Termas de Río Hondo y dimos una pequeña recorrida por el centro. También fuimos al dique.
Finalmente volvimos a Santiago y nos quedamos unos días más en familia.

Bajada de Tafí por la RP 307

Embalse de Termas de Río Hondo

Otra del embalse

La hidroeléctrica

La represa

Plaza Libertad, Santiago del Estero


Los integrantes del viaje somos:

Pila, Chicha, Malila y yo

Y viajamos con:

Nissan Frontier SE 4x2 modelo 2007

Recomendaciones:
La verdad que como recomendación principal, es que tengan en cuenta la Cuesta del Infiernillo. No la recomiendo pasarla de noche como hicimos nosotros. Como solución yo creo que de los Valle Calchaquíes se podría ir más hacia el norte, hasta Cafayate. Ahí pasar un día o dos y volver a Tafí (de ser necesaria la vuelta a Tafí) en un horario diurno. Pero para esto hay que contar con 1 o 2 días más porque en Cafayate hay mucho para ver (y tomar!!)
Algunos archivos que pueden ser útiles:


sábado, 16 de mayo de 2009

Tandil (agosto de 2007)

Del 17 al 20 de agosto de 2007 nos tomamos un fin de semana para ir a Tandil, el paraíso de las picadas!!
Los participantes del viaje eramos Hernán y Ale; Sergio, Ale y Nacho; Gisela, Víctor, Mateo y Martina; Malila y yo.
Alquilamos por un costo más que económico unas cabañas llamadas Huicha Cura, el que incluía la cabaña con capacidad para todos y desayuno tipo campo, con todo casero.
Esta corta salida a la ruta, era para probar la chata nueva de Hernán, la Ford, para verificar que estaba en condiciones para ir a Machu Picchu en enero del año entrante. Por si no leyeron el relato de Machu Picchu, terminamos viajando en mi Nissan...
Cabaña Huicha Cura

Salimos de recorrida y fuimos para la Sierra del Tigre, que se llama así por la abundancia de pumas de esa zona en los tiempos en que recien se poblaba la ciudad.
Con Malila en Sierra del Tigre
Vistas desde la sierra
Burro en Sierra del Tigre
Burros en Sierra del Tigre
La ciudad desde la sierra
Más fauna en la sierra
Y más...
Por la tarde, visitamos el centro y caminamos por la parte comercial de la ciudad. En Tandil también podemos encontar negocios con muy buenos productos del tipo cuchillería, discos de arado, parrillas, woks, etc. Hicimos las compras pertinentes y nos volvimos a la cabaña a tomar unos mates.
Por la noche, decidimos ir en busca de los placeres comestibles que nos brindaba la ciudad: la picada. Fuimos para un lugar llamado Época de Quesos y la verdad, solo este boegón - pulpería, justifica el viaje. Un lugar de época donde no solo se come, sino que se pueden comprar provisiones para llevar a casa!
Pasamos un buen rato degustando fiambres y quesos con alguna que otra cerveza y después nos dirigimos a la cabaña a descansar, porque el desayuno llegaba a las 7:00 AM.
Comiendo en Época de Quesos
Más picada
Sifón de los de antes
Sector de venta al público
Gran variedad de quesos y fiambres
Tras la ceremonia del desayuno y demás, Sergio, Ale, Nacho, Malila y yo; partimos para el centro a dar una vueltas por la ciudad. Visitamos la plaza y el Cerro Calvario.
Llegando al mediodía volvimos a la cabaña a comer un guiso al disco, como para no perder la costumbre.
Iglesia del Santísimo Sacramento
Montando al León
Plaza Independencia
Cerro Calvario
Guiso en la cabaña
Vacas en el complejo Huicha Cura
Por la tarde salimos hacia el más típico de los paseos por Tandil: La Movediza. Se trata de una piedra muy grande que estaba en equilibrio moviendose. A principios del siglo XX perdió el equilibrio y cayó. Hoy, en la cima del cerro, en el lugar donde se encontraba aquella piedra, han colocado una réplica idéntica a la original. Es un paseo corto y no se puede dejar Tandil sin ir.
La Movediza
La original caída
Réplica perfecta, según dicen
Caravana hacia La Movediza
Base del pequeño cerro donde está la réplica
Una vez visitada la piedra famosa de la ciudad, volvimos a la cabaña a buscar nuestras cosas y antes de emprender la retirada, volvimos a Época de Quesos en busca de provisiones para llevar a casa. Este habrá sido el gasto más importante del fin de semana, pero el que disfruté durante más tiempo!
Patio de Época de Quesos

Los integrantes del viaje somos:
Sergio, Ale I., Ignacio, Hernán, Ale G., Gisela, Víctor, Mateo, Martina, Malila y yo, Adrián
Y viajamos con:
Nissan Frontier SE 4x2 modelo 2007
Ford Ranger F150 4x4 modelo 1981
Recomendaciones:
Es una pequeña escapada de fin de semana que vale la pena hacer. Son 350 km desde Buenos Aires. La verdad que a pesar de poner viajes en el blog, me pareció bueno compartirlo porque realmente la pasamos bien y el lugar se presta a eso.
Nosotros viajamos desde Buenos Aires por la RN 3 hasta Las Flores, donde tomamos la RP 30, pasando por Rauch. Dejo mapa para descargar.